Pronto, el subsuelo de turba (carbón vegetal) agrieta y fisura los bloques del polígono del Besós. En 1977, los vecinos deciden sublevarse, organizando su lucha de forma autónoma que cristaliza en un denso repertorio de estrategias y tácticas: el barrio se divide en cuatro zonas, se organizan asambleas semanales, se crean comisiones. La lucha autónoma del Besós se basa en la acción directa y el rechazo a la interferencia de entidades o partidos políticos. Bajo la consigna de NO PAGAR, los vecinos hacen huelga de alquileres y crean un fondo colectivo para sufragar los gastos de la lucha.

El momento más intenso de esta lucha fue la ocupación de las oficinas Patronato Municipal de la Vivienda de Barcelona. El 13 de mayo de 1977, un grupo de hombres, mujeres y niños llegan hasta la 4a planta del edificio y se encierran en los despachos de la presidencia. Intervienen los documentos que demostraban la corrupción en el otorgamiento de los pisos de protección oficial, que privilegiaban a obispos, generales y políticos. Durmieron en el suelo de moqueta, se fumaron los puros de su presidente, José Güell, y se bebieron sus licores del mueble bar. La ocupación causó un revuelo mediático. Mientras tanto, en el barrio seguía la lucha: se recogían alimentos para los ocupantes, se localizaban, distribuían y ocupaban los pisos vacíos por parte de los más necesitados. El 25 de mayo termina la ocupación del Patronato, consiguiendo que se derriben y se reconstruyan varios bloques afectados.